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Colectivo Ciudadano Carrillo Puerto

    "Percepción es realidad"
Alejandro Encinas Rodríguez
14 de marzo de 2007
 

En noviembre del año pasado, sostuve una reunión con uno de los empresarios más cercanos al señor Felipe Calderón. En ésta, más allá de los asuntos relacionados con su actividad en el Distrito Federal, me recriminó las acciones realizadas por Andrés Manuel López Obrador y la coalición Por el Bien de Todos, después de las elecciones del 2 de Julio; de manera particular, la instalación del plantón en el Paseo de la Reforma.

Con esta decisión -señalaba-, López Obrador agraviaba a la ciudad y asumía una postura radical, que no sólo le haría caer sus preferencias, sino que lo distanciaría de distintos sectores sociales en los que había cultivado simpatías y determinaría divisiones internas en su partido, un mayor descrédito y marginalidad. De ahí que resultaba fácil presentarlo como un político intransigente, que actúa fuera del marco de la ley y de las instituciones, que no asume los resultados de un proceso legal y que se conduce de manera caprichosa.

Redondeó su critica con una frase: "percepción es realidad", y remontar esa imagen va a ser muy difícil.

La opinión de este inversionista no era, sino el anticipo de una estrategia de comunicación, cuyo propósito más allá de crear un cerco informativo en torno a López Obrador y la Convención Nacional Democrática, es el de prácticamente erradicar del imaginario político y del ámbito mediático cualquier manifestación del polo opositor más claro en el país.

Esta no es una práctica novedosa. Desde las épocas del PRI han sido múltiples las campañas que buscan desacreditar al adversario. Basta recordar la campaña de calumnias de que fueron objeto en 1968 los estudiantes mexicanos a quienes se asociaba con una conjura internacional, o las que surgieron en 1988 en contra de los integrantes de la Corriente Democrática del PRI, tras su ruptura con el partido oficial; o la asonada contra el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas, después de la ejecución del conductor Francisco Stanley y recientemente, la guerra sucia en el proceso electoral que presentaba a López Obrador como "un peligro para México".

Sin embargo, el escenario político de nuestro país es distinto al de años anteriores y el saldo que ha dejado el proceso electoral rebasó por mucho la confrontación político-partidaria, creando una profunda polarización social que anidó como nunca antes los sentimientos más negativos de nuestra sociedad: discriminación, desprecio social y racial, que ha dado cuenta de una sociedad segmentada y desigual.

Lo que el país enfrenta hoy, más que un conflicto postelectoral, es una confrontación de clases y ello no podrá superarse por eficaz que sea el manejo mediático. Restañar las heridas derivadas de esta confrontación no es tarea sencilla y suponer que la exclusión o desprecio por el adversario va a resolverla no refleja sino miopía política.

La estrategia se ha implementado puntualmente, las actividades de López Obrador y de la Convención Nacional Democrática han sido -salvo honrosas excepciones- borradas de los medios de comunicación, en especial de los noticiarios del duopolio televisivo, en los que de acuerdo a distintos monitoreos registran notas de impacto negativo, en las que por ejemplo, cualquier debate interno, ya sea la definición de una candidatura o la evaluación del proceso electoral, se registra como signo de división o pérdida de liderazgo.

No obstante se presenta un fenómeno, la caída no fue tan severa como se había previsto y por el contrario se registra una pérdida en la credibilidad de la información mediática e inclusive un sector de la población ha optado por alejarse de los noticiarios televisivos emigrando a otros medios de información.

Al tiempo, el problema de fondo, el de la polarización social, el encono de clase, la sociedad inequitativa, está ahí presente, y ninguna campaña mediática puede ocultarla, por lo que se requiere, más que de discursos efectistas o amagos de endurecimiento, es entender que una condición básica para garantizar la gobernabilidad de este país es hacer una transformación verdadera de las instituciones nacionales que muestran signos de agotamiento y reconocer el peso político de la izquierda para superar esta crisis.

aencinas@economia.unam.mx

Profesor de la Facultad de Economía de la UNAM

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